jueves, 17 de julio de 2008

Fiestas de San Fermín II (Desde la distancia)






Ahora quisiera comentar las cosas negativas que año tras año voy percibiendo que se acentúan cada vez más y que como no se tomen medidas puede desmerecer esta gran fiesta que es San Fermín.


Como ya dije en mi comentario anterior, son aproximadamente 1.000.000 de personas las que invaden Pamplona en las fiestas de su copatron San Fermín. Los mozos que corren el encierro correctamente, ya sean navarricos o no, están sufriendo en sus carnes el no poder disfrutar el encierro como antes se hacía, cogiendo cuerno, teniendo espacio para correr sin ser arrollado por la gente, siguiendo normas como las de no tocar nunca al toro, o no quedarse parado lateralmente. Normas que desgraciadamente el 90% de los corredores ya no siguen. Y como dicen grandes corredores navarricos de mucha tradición, es lo que hay, esto se ha masificado, y o lo aceptas así o te quedas en tú casa. Un dogma en los encierros es no correr habiendo ingerido alcohol, correr descansado no después de estar toda la noche bebiendo y aunque la policía hace lo posible para que nadie corra el encierro en estado ebrio, es imposible controlar a ocho o diez mil personas que corren todos los días el encierro, esto es muy difícil de controlar y los propios mozos nativos dan la batalla por perdida.


Otra cosa es lo que se vive fuera del encierro. No cabe duda que esta masificación economicamente es buena para Pamplona y sobre todo para sus negocios de restauración, pero también está derivando en un botellón gigante. La gente antes salía a divertirse y eso posiblemente derivara en acabar más o menos bebido. Ahora no, ahora la norma es salir y emborracharse para así divertirse. No es algo exclusivo de Pamplona ni de San Fermines, pero allí se está elevando a la enésima potencia. ¿Que es lo que puede ocurrir?, pues que la gente que verdaderamente va a divertirse (y no olvidemos que es la que deja el dinero en Pamplona) deje de ir, y cada vez haya más gente que se desplace a Pamplona a combertirla en el botellódromo más grande del mundo, y eso al final es pan para hoy y hambre para mañana. Ojalá me equivoque.


¡VIVA SAN FERMIN!

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