domingo, 22 de noviembre de 2009

Líderes

Líderes


Sigo descontento con Pellegrini. Ya me conocéis, no soy una persona que se esconda, así que repetiré una vez más que el técnico chileno era mi favorito para entrenar al Real Madrid esta temporada. Ahora bien, como humano que soy me equivoco y cada día estoy más convencido de que Pellegrini no va a ser capaz de dirigir de forma adecuada a este equipo.

Anoche se disputó el primer partido tras el fenómeno Alcorcón. Ya comenté en su día que Pellegrini debió haber sido cesado nada más concluir aquella fatídica eliminatoria. No fue así (sería demasiado que Florentino y compañía asumieran un error tan grave) a pesar del cabreo monumental del soberano público del Santiago Bernabéu. Sin embargo, el periplo que ha llevado a los jugadores con sus selecciones, ha dejado que pasase un tiempo prudencial para que se calmasen las aguas.

Volvía el fútbol a la catedral blanca. Había mucho miedo por lo que pudiera pasar. El Rácing no es un club precisamente temible (como demostró ayer) pero todos sabemos lo que sucede cuando los jugadores se han marchado de viaje con sus combinados nacionales: el siguiente partido con sus respectivos clubs suelen andar un tanto despistados. Además, la alineación inicial mostraba que, una vez más, Pellegrini no sabía resolver la situación en banda derecha. Arbeloa jugó en el lateral derecho con mucho criterio, pero no tenía a nadie por delante. La idea de Pellegrini posiblemente fuera que Granero ocupase esa demarcación, pero ya sabemos que el joven canterano no es un futbolista de banda y, lógicamente, tendía a marcharse hacia el centro.

Al hilo de esto, me gustaría comentar algo sobre Sergio Ramos, para ser justos. Le hemos dado muchísima caña (yo el primero) por su mal juego en el Real Madrid. Sin embargo, lo comparamos con sus actuaciones con la Roja y es como la noche y el día. Hay un hecho fundamental que posiblemente lo explique: con España, Ramos no tiene toda la banda derecha para él; a pesar de que Del Bosque tampoco juega con extremos, siempre hay alguien ocupando el espacio existente por delante del lateral. Eso en el Real Madrid no sucede y me temo que Pellegrini lleva demasiado tiempo sin resolver este asunto como para que ahora se le encienda una luz y lo repare. ¿Acaso lo solucionará colocando a Cristiano Ronaldo en banda derecha? Ojalá. Con Cristiano en la derecha y Marcelo por la izquierda, habría cierto equilibrio. Pero ya veremos, porque si algo no ha sido Pellegrini desde que se vistió de blanco es lógico.

Ya que menciono a Marcelo, ayer la banda izquierda del equipo funcionó. Marcelo y Drenthe ocupaban las posiciones de lateral y extremo. Como son futbolistas de características similares (aunque Marcelo es más técnico y Drenthe más explosivo) intercambiaron continuamente sus puestos. Eso da equilibrio. Si Marcelo se aventura al ataque y Drenthe se queda cubriendo su posición, no hay problema. Si además Drenthe mejora su juego, como ayer, mejor que mejor. Sin embargo, hubo varias situaciones en las que Arbeloa por la derecha y Drenthe y Marcelo por la izquierda, se encontraban en campo contrario a la vez. Ya hemos explicado muchas veces por qué esta situación no debe producirse jamás. Pero parece que a Pellegrini no le llega para explicarlo.

De todos modos, me quedaría más tranquilo si se fichase a un buen lateral izquierdo y Marcelo jugase como interior, aunque el reciente interés del Real Madrid por Perroti implica que el brasileño vuelva al lateral.

El Real Madrid llevó a cabo unos 25 minutos de buen juego (más o menos hasta el gol). El equipo tenía el mando del partido y llegaba a las postrimerías de la meta contraria con cierta facilidad. Bien es cierto que el Rácing ofrecía muy poca resistencia, lo que debería haber sido sinónimo de goleada fácil. Kaká se mostraba muy incisivo, nuestro ataque por banda izquierda era un peligro y Benzemá e Higuaín no paraban de moverse y buscar desmarques. Por fin llegó el gol de Higuaín, tras una rocambolesca acción iniciada, curiosamente, por banda derecha: Kaká centró al área, Toño efectuó un despeje lamentable, el balón llegó a la cabeza de Garay (bastante más espabildado que otros días) quien centró a Higuaín para que el argentino lograra el tanto de cabeza. Por cierto: Higuaín es el máximo goleador del equipo en liga con seis tantos. Supongo que todos aquellos que se llevaron las manos a la cabeza cuando lo fichó el Real Madrid, ahora guardarán silencio.

A partir de ahí el Real Madrid pareció conformarse y bajó la intensidad de su juego, provocando murmullos en el Santiago Bernabéu. Y cuando esto se produce, malo, muy malo. El Rácing no parecía ofrecer peligro, pero contar con un único gol de ventaja es jugar con fuego, porque en cualquier acción a balón parado o en una contra mal defendida, puede llegar el empate.

De hecho, al final de la primera parte, hubo un par de desajustes defensivos que bien pudieron habernos costado un gol, en especial un error garrafal de Pepe en defensa, impensable en un central de su calidad, que permitió un tiro limpio desde dentro del área (afortunadamente el chut fue un desastre).

La primera parte dejó varias cosas en limpio: Xabi Alonso es el mejor medio-centro del mundo (su trabajo fue sobresaliente, absolutamente impecable), Pellegrini sigue incapaz de utilizar una táctica que cubra todos los espacios (haberlo hecho sólo en tres partidos en lo que va de temporada es muy poco bagaje) y ningún árbitro nos pitará un penalti en liga. La acción de anoche sobre Benzemá fue tan clara que hasta Carlos Martínez de Canal Plus (quien todos sabemos que es culé) declaró, sin necesidad de ver la repetición, lo siguiente: "ha sido un penalti como una catedral". No lo digo yo, lo dijo un culé. Creo que no hace falta más explicación.

Eso sí, al final del partido hubo una rápida reacción por parte de Canal Plus liga, ya que utilizaron a otro culé (éste bastante más asqueroso que el comentarista citado) el ex-futbolista Ferrer, que en su resumen del partido sólo habló del gol anulado al Rácing (por lo visto ni vio el penalti ni vio la cantidad de veces que se perdonó la segunda amarilla a Morris, que atizó una y otra vez a Marcelo y a Drenthe sin compasión).

Hablando de ex-futbolistas asquerosos: Pedro Munitis. El infame y acabado ex-futbolista del Real Madrid volvió a dar rienda suelta a su odio, su rencor y su estupidez supina. El tipo es un ser despreciable y vengativo como pocos. Me avergüenza que en algua ocasión haya vestido la elástica madridista. De hecho, desde ayer Marcelo es mi héroe: ese túnel que le hizo en el centro del campo, dejándolo sentado, para terminar en una jugada de peligro, fue para enmarcar. ¿Qué hizo Munitis? Minutos después agredió al brasileño con un puñetazo en el estómago. La jugada se sancionó con amarilla, pero en mi dicccionario futbolero, la agresión siempre es roja, por mucho que el criminal de turno sepa camuflar la acción como si de un lance del juego se tratara. Así que espero que nadie me venga con la tontería de que ayer el árbitro favoreció al Real Madrid porque colocando aciertos y errores en una balanza en favor de uno y otro, el Rácing sale ganando por goleada.

La segunda parte fue un aburrimiento total, de ahí que me haya extendido con ese burro enano mental de Munitis. Creo que lo más vistoso de los segundos cuarenta y cinco minutos fue una clarísima ocasión de gol de Higuaín que desbarató de forma encomiable el meta Toño, sacando una mano increíble al chut por bajo peligrosísimo del delantero blanco. Por cierto, destacaré en esa jugada la magnífica acción de Drenthe recuperando el balón y dando el pase de la muerte al argentino. Es lo que pasa cuando se presiona de forma coherente: el rival comete fallos y el equipo los puede aprovechar.

No sólo he criticado a Sergio Ramos desde el inicio de liga. También me he metido mucho con Drenthe y Garay. Y si acabo de reconocer que no toda la culpa es de Ramos, también debo ser justo y confirmar que tanto Drenthe como Garay ayer lo hicieron bastante bien. Hablando de mis críticas, anoche alguien me insinuó que el baloncestista Prigioni ha mejorado mucho. Me lo dijeron porque también lo ataqué bastante. El problema es que no he tenido tiempo de ver muchos partidos de baloncesto, de tal manera que no puedo hablar de lo que no sé. Mi confidente en esta cuestión es Nilo y si el me dice que Prigioni ahora está muy bien, su palabra me basta para creerlo. Me interesa que el Real Madrid vaya bien (tanto en fútbol como en baloncesto) así que no tendría ningún problema si el que nos hiciese ganar la Copa de Europa fuera Diarrá. Le haría la ola, pero no sé por qué, me da que va a ser que no.

A falta de media hora entró Raúl por Benzemá y mi alegría fue doble: por un lado esperaba que el capitán hiciese reaccionar a un equipo que parecía de vacaciones y, por otro, ya me estaba hartando de la cantidad de incursiones del francés en fuera de juego. ¿Es que no hay nadie que le diga que no debe situarse por delante de la defensa en el momento en el que se produce un pase? No doy crédito. No sé qué hará Pellegrini en los entrenamientos, pero definitivamente no pone a nadie a trabajar con el francés esta situación. Comete tal cantidad de fueras de juego que el equipo pierde muchas situaciones de gol por su culpa. Eso se arregla entrenando, pero ¿cómo entrenará Pellegrini? Toda una incógnita.

En la segunda mitad vimos los problemas de ansiedad que el mal juego genera en este Real Madrid: Kaká volvió a ser el individualista que tanto criticamos en partidos anteriores, el equipo comenzó a desordenarse (lo que provocó algún que otro susto a la contra) y Xabi Alonso se quedó sólo y abandonado en el centro del campo. Era tal la distancia que el tolosarra debía cubrir que a Pellegrini no se le ocurrió otra cosa que sacar a Diarrá para ayudarle. Afortunadamente el Rácing no debe haberse enterado de lo malo y cobarde que es el de Mali (cobarde porque suele huir de donde está el balón) y en cuanto lo veían, trataban de entrar por otro sitio. Mejor para el Real Madrid y mejor para Alonso que pudo ahorrar esfuerzos y energías al cubrir una menor cantidad de metros cuadrados.

A pesar de que sólo practicamos un buen fútbol durante 25 minutos, de los desajustes en defensa, del problema en la banda derecha, de la soledad del gran Xabi Alonso en el centro del campo y de los murmullos del Bernabéu, resulta que dormimos líderes porque el Barcelona no pudo pasar del empate ante el debilucho Athletic de Bilbao. Eso implica que iremos al Nou Camp como primeros, lo que les traslada la presión, pues de caer derrotados, la ventaja que hoy es de un único punto podría transformarse en cuatro. Además Messi es duda por lesión y ya sabemos la psicosis general azulgrana cuando el argentino se lesiona (curiosamente en Argentina no tienen la misma visión sobre dicho futbolista). Pero no caigamos en el error de la ida ante el Milán y no pensemos que el partido está ganado antes de jugarlo. Además, antes está el Zurich y debemos obtener una victoria sí o sí para aspirar a ser primeros de grupo. Llevamos ya unos cuantos años clasificándonos como segundos para los octavos de final de la Champions y hemos caído siempre. Así que, cuidado con eso.

Sigo descontento con Pellegrini pero, de momento, los números le avalan: 28 puntos de 33 posibles en liga. Mientras el Real Madrid siga ganando, independientemente de cómo se consigan las victorias, su cabeza no rodará por los suelos. Pero será mejor que cuide, porque hasta la fecha, en cuanto un rival nos ha jugado con dos extremos pegados en banda liberados de tareas defensivas, lo hemos pasado muy pero que muy mal.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Los errores nos hicieron sufrir


El Real Madrid ya sabe a qué juega. Aunque defendí la contratación de Pellegrini al principio de temporada, he de reconocer que estaba comenzando a albergar dudas sobre la capacidad del técnico para dirigir al Real Madrid: excesivas rotaciones, diferentes esquemas, tácticas cambiantes, Cristiano-dependencia... Sin embargo el equipo lleva dos partidos consecutivos jugando de la misma manera, con criterio, equilibrio, pegada y no sólo eso: Pellegrini demostró anoche en el Vicente Calderón que sabe leer los partidos, ya que supo reaccionar en las distintas fases del encuentro. Mister, ayer estuvo usted de sobresaliente y es justo reconocerlo.

He hecho referencia en varias ocasiones a la primera parte que el Real Madrid jugó en Zurich, con especial hincapié en el adelantamiento de la línea defensiva y el achique de espacios al juntarse lo máximo posible con la media. Ayer el Real Madrid jugó así durante una gran parte del encuentro, lo que posibilitó que, a falta de 25 minutos para la conclusión del envite, el resultado fuera de un contundente 0-3.

Al adelantamiento de los defensas hay que sumar el enorme despliegue efectuado en la presión. En cuanto el Atlético tenía el balón, los diez jugadores de campo madridistas presionaban. Lass volvió a jugar como interior derecho, lo que le daba mucha libertad para ayudar a Higuaín y Benzemá en la presión a los rivales que tratan de sacar el balón jugado. Así llegó el primer gol a los cinco minutos de partido: superioridad numérica ante quien trata de sacar el balón en un dos contra uno de Ramos y Lass; robo del francés, pase a Kaká y golazo de éste de formidable cañonazo desde fuera del área.

El Real Madrid continuó en la misma línea tras el gol. Marcelo sigue demostrando que es un interior izquierdo de lujo (quien lo calificó en su día de broma padece de ceguera futbolística total) demostrando que en el Real Madrid de los últimos años había futbolistas de mucha clase, sólo que no podían rendir al estar colocados en zonas donde no podían explotar su talento. Lo mismo podría decirse de Higuaín, tan criticado y denostado por quienes presumen de saber de fútbol. ¿Qué habría pasado si estos necios hubieran mandado algo en el Real Madrid? Que ahora no dispondríamos de dos futbolistas de 21 años y amplia experiencia como ellos dos.

Volvemos a la paciencia. No se puede hacer un equipo en dos meses. Tampoco se puede juzgar la labor de un técnico en tan corto lapso de tiempo. Todo requiere un curso de acontecimientos y, aunque dolidos por la ida contra Milán y Alcorcón (con todo el derecho, por cierto) hemos atacado duramente a los nuestros, parece que las cosas comienzan a salir bien.

En el segundo gol nos hemos tenido que quitar el sombrero ante Marcelo. Lo comenté hace unos días: el sobrevaloradísimo Luis Figo se cambiaba de banda cuando era incapaz de marcharse del lateral que le había tocado en suerte (siempre mirando por sí mismo y no por el equipo), pero Marcelo lo hace con mucha inteligencia. Si al brasileño se le concede libertad de acción en ataque, demuestra ser inteligentísimo al buscar, de vez en cuando, desmarques a banda cambiada. En ocasiones los rivales defienden en zona, nadie lo sigue, se crea la ya comentada superioridad numérica, el atacante queda solo y, si encima define con la calidad del señor Marcelo, que lo mismo chuta con una pierna que con otra (capacidad ésta de extraordinario valor) llegan los goles. Tremendo trallazo desde dentro del área por la primera escuadra con el que el partido parecía quedar sentenciado.

Uno de los aspectos destacables del equipo ha sido la movilidad. De Higuaín ya sabemos que no para, pero Benzemá nos tenía un poquito de los nervios por permanecer demasiado estático en los partidos. Anoche no fue así. El delantero galo se dejó caer a ambas bandas, se desmarcó una y otra vez, presionó, chutó a puerta... Su línea ascendente está bien, desde luego, pero debe corregir inmediatamente dos errores muy graves: la facilidad con la que incurre en fuera de juego y su escasa puntería a la hora de intentar batir al meta rival.

Otro que se mostró muy participativo fue Kaká. El hecho de que Xabi Alonso se esté erigiendo por fin en amo y señor del centro del campo (dudar de su calidad a estas alturas es tan irrisorio como desinformativo) permite al media-punta brasileño incorporarse más al ataque como a él le gusta, en oleadas. No llega a ser un tercer delantero (su posición es un pelín más retrasada) pero casi. Cada vez tiene más confianza y ya vuelve a levantar la cabeza, algo que en los últimos partidos no había hecho pecando de exceso de individualismo.

Pero no todo es de color de rosa en este equipo. De hecho seguimos teniendo graves desajustes defensivos que bien podrían habernos costado los tres puntos. Y casi siempre vienen por el mismo lado: la banda defendida por Ramos. Así como el sevillano había funcionado bastante bien el martes en Milán, ha vuelto a las andadas: pierde el sitio muy fácil, se crean huecos, oportunidades y ¡Hala!, a encomendarnos a San Casillas, que desbarató lo que podría haber sido el 1-2 a pies de Simao, que se plantó solo dentro del área madridista. Hubo un par de ocasiones más en las que el Atlético podía haber marcado, pero la suerte nos sonrió. De todas maneras, con el nivel de juego que este equipo es capaz de desplegar, encomendarse a la suerte es de locos. Hay que corregir estos errores defensivos, pues nos pueden costar la temporada.

En la segunda mitad el guión seguía siendo el mismo: líneas adelantadas, presión constante, posesión del esférico, contínuos robos a los atléticos cuando trataban de sacar el balón jugado... Perdimos muchas oportunidades de haber resuelto el partido antes del gol de Higuaín (nos hizo mucho daño lo ya comentado de Benzemá en cuestión de fueras de juego y puntería). El caso es que a los 20 minutos, don Gonzalo Higuaín robó un balón a Perea, echó a correr como un gamo, se plantó ante Asenjo y definió perfectamente por bajo. Un crack.

Tras el gol, en dos minutos el partido se volvió loco: entra Raúl por Higuaín, expulsan a Ramos, agreden desde la grada a Pellegrini... Vayamos por partes. El árbitro del partido era Clos Gómez, ¿lo recordáis? Fue el infame personajillo que el año pasado arbitró este mismo partido, anulando tres goles legales al Real Madrid, expulsando injustamente a Van Nistelrooy y perdonando un par de clarísimas rojas a los rojiblancos. Villar no se cansa de demostrar que su Villarato sigue vigente y no contento con mantener la roja a Albiol (todo un bochorno) lleva a cabo la provocación de volver a desginar a este mequetrefe para el derbi. El partido se resolvía demasiado fácil para el Real Madrid y algo había que hacer. He visto repetida un montón de veces la falta de Ramos: va a por el balón, llega tarde y derriba al Kun, pero Garay llegaba a la ayuda. Si a Garay le hubiera dado tiempo a parar a Agüero o no, habría que haberlo visto, pero implica que no estaba solo, suficiente como para no señalar expulsión.

Aquí Pellegrini ha reaccionado perfecto: Arbeloa, que estaba completando un nuevo partidazo como lateral izquierdo, a la derecha, Marcelo retrasado al lateral izquierdo y Gago entrando en el campo por Benzemá para que el equipo no tuviera inferioridad numérica en la medular por el cambio táctico de Marcelo. La consigna era mantener las líneas adelantadas a pesar de contar con un hombre menos y el movimiento le salió tan bien a Pellegrini, que el Real Madrid continuó dominando, como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, a los diez minutos de la expulsión, llegó el lío. Una vez más los despistes defensivos que no se pueden consentir en un equipo de esta envergadura, colocaron en poco más de un minuto un peligroso 2-3 en el luminoso. Creo que no hace falta repetir que Marcelo es un interior de categoría pero un lateral con deficiencias en la defensa. El primero del Atlético ha llegado porque ha dejado que le ganaran la espalda por su banda. El segundo ha venido propiciado por una pérdida de balón de Lass, propiciando un rápido contraataque en el que el Kun ha roto la cintura de forma inmisericorde a Pepe, quien creo que podía haber hecho algo más.

Dos goles y la cercanía del minuto 45 han provocado que el Real Madrid se echara hacia atrás. Pellegrini ha vuelto a reaccionar cambiando a un agotado Kaká por Van der Vaart. La idea era volver a tener la posesión del balón, que es la mejor manera de defender. Y hay que reconocer que el holandés se ha vaciado, ayudando mucho a Arbeloa a defender la banda derecha. También ha sido importante la labor de Raúl en estos últimos minutos: cada vez que le llegaba el balón sabía aguantar la posesión e incluso se iba hacia adelante, sacando los colores en una ocasión a los dos centrales atléticos, demostrando la gran clase que atesora.

En el descuento Agüero nos ha cortado la respiración en un mano a mano con Casillas, fruto de otro error defensivo garrafal. Pero entre que ha chutado al muñeco y que Iker es mucho Iker, afortunadamente el empate no ha llegado al marcador.

Tres puntos, 25 de 30 posibles y segundos a un punto del Barcelona porque uno de los lacayos de Villar decidió anular un golazo de Raúl en Gijón. Todavía no hemos ganado nada y hay que corregir una serie de importantes errores, pero creo que estamos en el buen camino. Ahora a resarcirse en la Copa de lo de Alcorcón.