

Edgar Ayala Ruiz | 08/11/2008
Sigo sin explicarme lo que sucedió el domingo en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1, ya que todo me parece caótico. Por un lado Lewis Hamilton asegura que cuando fue adelantado por Sebastian Vettel no era consciente de que se le escapaba el Mundial; por otro, en la última curva adelanta con excesiva facilidad a Timo Glock para conseguir así su ansiado quinto puesto y proclamarse campeón por los pelos.
Es posible que el despistado Hamilton pecase de confiado en el momento en el que fue superado por Vettel; de hecho, el año pasado no conquistó el mundial por su deficiente capacidad de concentración, por lo que no sería de extrañar que en esta edición le hubiese sucedido lo mismo. Pero, después de eso, remontar y superar al que era en ese momento quinto clasificado, Timo Glock, sin ningún tipo de oposición por parte de éste, ¿qué queréis que diga? Cuanto menos resulta de lo más sospechoso.
Será interesante observar las futuras relaciones entre los equipos McLaren-Mercedes y Toyota, para comprobar si los primeros devuelven el favor a los segundos, porque en el mundillo de la Fórmula 1 nada es gratis.
Edgar Ayala Ruiz | 02/11/2008
Tras el desastroso partido que el Real Madrid jugó el pasado jueves en la competición de Copa del Rey contra el Real Unión de Irún, me he quedado con una doble sensación negativa.
Por un lado hay futbolistas que no se toman en serio ciertos partidos, lo cual es muy grave, teniendo en cuenta la camiseta que defienden, y por otro, Bernd Schuster maltrata demasiado la cantera.
Un encuentro como este es proclive para utilizar a ciertos jugadores que normalmente gozan de pocos minutos en el terreno de juego. Imagino que Javi García pensará que nunca será titular en este equipo si va como suplente ante un rival de Segunda B, pero peores sensaciones le habrán quedado al delantero Bueno, que saltó al campo a falta de un minuto más el descuento, y eso que tanto Higuaín como Saviola, a pesar de que consiguieron los dos goles del equipo, demostraron una constante falta de concentración durante todo el envite.
Si además observamos que Schuster prefirió utilizar a un Michel Salgado, que venía tocado físicamente tras el encuentro ante el Athletic de Bilbao, antes que dar entrada a un chico del filial, la pregunta es obvia para el entrenador alemán: señor Schuster, ¿qué problema tiene usted con la cantera blanca?
Si un madridista como Michel fuera el primer entrenador del Real Madrid, estas cosas, estoy completamente seguro de que no sucederían.
Edgar Ayala Ruiz | 20/10/2008
Supongo que a estas alturas de la película, nadie dudará ya, de que la infamia corroe el estamento arbitral español. Villar trata de aferrarse a la reelección asegurándose el voto culé, como sucedió hace cuatro años y por todos los medios está intentando que el Barcelona no se quede descolgado de la lucha por el título de la Liga.
No hablo desde el punto de vista de aficionado, sino que me remito a los hechos. Tras quedar indignado por los tres penaltis de libro que Pérez Burrull no quiso pitar en el Real Madrid-Espanyol, llegó el partido del Calderón y Clos Gómez, en un claro intento por alcanzar la internacionalidad, anuló dos tantos absolutamente legales a Van Nistelrooy y Raúl que hubieran sentenciado el choque entre madridistas y colchoneros en la primera mitad.
Pero no se limitó a ello. Para que quedara constancia de sus buenas intenciones, expulsó a Van Nistelrooy con roja directa por una entrada muchísimo más suave que las dos de Maniche por detrás a De la Red, la escalofriante entrada de Raúl García a Raúl o la de Pernía al tobillo de Ramos. Toda una declaración de intenciones mediante la cual, la federación española de fútbol comunica a los clubes de Primera División que siempre que el Real Madrid sea visitante, hay total permisividad para agredir de todas las maneras posibles a los cracks del conjunto merengue, hecho iniciado en Santander, cuando el Racing terminó sin amonestaciones tras haber agredido brutalmente a varios futbolistas del Real Madrid.
Si unimos los partidos que el Barcelona robó descaradamente frente al Betis y Espanyol, ¿quién hará algo de una vez para que los árbitros dejen de ser los auténticos protagonistas de la Liga?
La primera decisión polémica de Clos Gómez tuvo lugar en el minuto 4. Pernía envió a la frontal del área un centro que De la Red logró despejar anticipándose a Maniche. El portugués, que ya no tenía ninguna opción de disputar el balón, golpeó con gran dureza al madridista por detrás y en su tobillo izquierdo. Sorprendentemente, el colegiado ni siquiera le sacó la amarilla.
En el minuto 21, Van Nistelrooy se aprovechó de un rechace de Leo Franco tras cabezazo de Cannavaro para marcar, pero el colegiado aragonés, a instancias de su asistente, anuló el tanto al considerar que el holandés estaba en fuera de juego. La imagen de la izquierda demuestra que la decisión fue incorrecta.
El asistente volvió a reclamar protagonismo. En esta ocasión, anuló un gol a Raúl al juzgar que estaba en fuera de juego. Siendo riguroso en la interpretación del reglamento, el linier levantó el banderín porque el capitán blanco, cuando Gago le envió el pase, estaba en posición incorrecta por 'un flequillo'. Pero tal y como se observa en la primera imagen superior, los pies del '7' madridista se encontraban en línea con el último zaguero del Atlético. En el vestuario del Real Madrid se considera que este tipo de acciones no se suelen sancionar nunca.
Incomprensiblemente, Maniche seguía en el campo sin haber sido amonestado. El luso volvió a hacer de las suyas en el 35' y, como en el inicio del partido, el destinatario fue De la Red. El atlético, nuevamente sin posibilidad de jugar la pelota, entró con violencia por detrás al madridista, que se retorció de dolor. Clos Gómez, una vez más, tampoco le mostró tarjeta.
Un minuto después, Clos Gómez volvió a perjudicar al Madrid. En esta ocasión, decidió no dar la ventaja y cortó una ocasión clara de gol de Higuaín. El argentino, que aprovechó un gran envío en profundidad de De la Red, ya se iba directo a encarar a Leo Franco cuando el aragonés pitó, muy tarde, una falta de Raúl García sobre Van Nistelrooy. El colegiado, para justificar la interrupción, mostró la amarilla al atlético.
Van Nistelrooy sería el damnificado en la siguiente aparición de Clos. El holandés intentó arrebatar el balón a Maniche, pero llegó tarde y derribó al luso, aunque sin ningún ánimo de agresión. El árbitro le mostró la roja, algo que sorprende si tenemos en cuenta la vara de medir que había utilizado con Maniche. Pero como nueve minutos antes había expulsado a Perea...
Durísima entrada de Pernía sobre la pierna derecha (la de apoyo) de Sergio Ramos. De nuevo, una infracción de un jugador del Atlético quedaba sin ser debidamente castigada.
Raúl recibió un balón cerca del área atlética y, tras un leve forcejeo con Assunçao, se revolvió perfectamente para batir a Leo con una vaselina. Sin embargo, Clos Gómez ya había anulado la jugada. Sancionó, muy rigurosamente, falta del capitán blanco.
Sin embargo, ocho minutos después, el trencilla pitó falta en salto totalmente legal entre Sergio Ramos y Heitinga. Curiosamente, esta decisión tuvo graves consecuencias para los madridistas. Simao lanzó el friki y consiguió el tanto del empate rojiblanco.
Cuando el partido ya estaba en el tiempo añadido y con empate en el marcador, Drenthe recibió un pase en profundidad de Marcelo, se internó en el área y, solo ante el portero, cayó tras un claro empujón de Luis García. Clos Gómez volvió a mirar para otro lado.
11. Perdónó la roja a Raúl García
Dejamos para el final la escalofriante entrada que Luis García cometío sobre Raúl, acción tan dura que casi es incomprensible que el gran capitán pudiera seguir caminando. Clos Gómez consideró que la acción no era merecedora ni de amarilla (teniendo en cuenta que el exosasunista después recibió una amarilla...).
Decía el ministro de Propaganda del III Reich Josep Goebbels, que una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en una verdad. Pocos escenarios han sido tan fértiles para esa frase como el fútbol español. Desde que tengo uso de razón, vengo escuchando que el Real Madrid es “el equipo del régimen”. Lo que nunca aclaran quienes profieren esa insidia si es del régimen de Franco, del régimen de Adolfo Súarez, del régimen de Felipe González, del régimen de José María Aznar o del régimen de José Luis Rodríguez Zapatero, porque con todos ellos el Real Madrid ha ganado más títulos que ningún otro equipo español.
Lo de identificar al Real Madrid con la dictadura franquista tiene su miga. Si Franco era madridista, tardó bastante en demostrarlo. Exactamente quince años, los que van desde 1939, fecha en que concluyó la Guerra Civil, y hasta 1954, fecha en la que el Real Madrid ganó su primera Liga tras el conflicto bélico (fue, curiosamente, la temporada en la que llegó Alfredo Di Stéfano, que igual influyó un poquito más que Franco en que el Real Madrid se convirtiera en el mejor club de la historia). En ese periodo, los grandes “perjudicados” por el contubernio franco-madridista se hincharon a ganar Ligas: cinco el Barcelona, cuatro el Atlético de Madrid (dos de ellas, bajo el nombre de “Atlético de Aviación”, porque los rojiblancos, como es obvio, nunca fueron equipo de ningún régimen), tres el Valencia, una el Atlético de Bilbao (que así se denominaba entonces) y otra el Sevilla. Eso sí, en esos quince años el Real Madrid ganó dos Copas del Generalísimo, una barbaridad en comparación de las cuatro del Atlético de Bilbao, las cuatro del Barcelona, las tres del Valencia y las dos del Sevilla. Pues sí, si Franco era madridista y la Federación y los árbitros tenían orden suya de favorecer al Real Madrid, la verdad es que todos ellos lo disimularon muy bien.
El no de Franco a Bernabéu
En la década de los 60, en pleno franquismo, Santiago Bernabéu, a la sazón presidente del Real Madrid, presenta un proyecto para la recalificación del estadio que lleva su nombre y para la construcción de uno nuevo, con capacidad para 150.000 espectadores, en la finca de Las Jarillas, cerca de lo que hoy es Tres Cantos. El proyecto, que implicaba la construcción de un rascacielos, lo tira abajo el alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, atendiendo la consigna que en tal sentido le llegaba desde El Pardo. Otra muestra más de que Franco era muy madridista y de que el Real Madrid era el equipo del régimen.
Mientras tanto, entre 1951 y 1965, el club más damnificado por la dictadura franquista, el Barcelona, solamente podía beneficiarse de tres recalificaciones urbanísticas. La primera le permitió comprar unos terrenos situados entre las calles de Riera Blanca y Maternitat por algo más de diez millones de pesetas de la época. La segunda (1962), gracias a las gestiones de José María de Porcioles, el “alcalde del franquismo”, le posibilitó cambiar la consideración del estadio de Las Corts de zona verde a zona edificable (para ello, el club azulgrana sólo tuvo que ceder al Ayuntamiento mil metros cuadrados y hacer socio de honor al susodicho Porcioles), Y la tercera permitió que el Barcelona vendiera Les Corts por 226 millones de pesetas (un auténtico pastón), para lo cual fue preciso un decreto (el 2735/1965) del Consejo de Ministros, firmado por el propio Franco.
Dos medallas del Barça al Generalísimo
En señal de agradecimiento por el “maltrato”, el Barcelona le entregó al general dos medallas de oro: una en 1971, con motivo de la inauguración del Palau Blaugrana y otra, en 1974, aprovechando el 75º aniversario de su fundación y aprovechando, sobre todo, que el equipo azulgrana acababa de meterle cinco goles al Real Madrid en el Bernabéu. Medallas cuya devolución el Barcelona reclama ahora a los herederos de Franco, porque si por algo se ha caracterizado siempre ese club ha sido por su talante democrático y por no querer saber nada de los dictadores. Por supuesto, de reintegrar los millones que recibió por aquellas tres recalificaciones franquistas no dice ni pío.
No quiero agotarles con mi relato, pero me parecía oportuno aportar algunos datos ahora que el Barcelona se encamina hacia una nueva y multimillonaria recalificación, que sería la quinta (la cuarta fue en 2000). Sobre todo, porque fue el Barcelona, a través de CiU, el que denunció ante la Comisión Europea al Real Madrid por “competencia desleal”, a raíz de la recalificación de la Ciudad Deportiva.
Edgar Ayala Ruiz | 03/09/2008 (http://www.as.com/opinion/articulo/verdadero-color-dinero/dasopi/20080903dasdaiopi_13/Tes)
Los recientes casos de Cazorla y Villa en materia de fichajes de verano dejan patente algo muy claro dentro del fútbol: el dinero importa muchísimo más que la categoría del equipo a quien uno pertenezca.
Villa juega en un Valencia en horas bajas. Llega una oferta del Real Madrid y el delantero aprovecha para mejorar su situación salarial en el club ché, vanagloriándose en rueda de prensa de que se queda porque siente los colores del Valencia.
Por su parte, Cazorla, después de haber mostrado una alegría inmensa por el interés del actual campeón de Liga, da marcha atrás en cuanto el Villarreal le ofrece una mejora sustancial de contrato.
Puedo entender que Villa tenga miedo a llegar al Real Madrid porque competiría con Raúl y, por mucho que los señores Relaño y González piensen lo contrario, hoy por hoy el capitán blanco está muy por encima del guaje.
Sin embargo, lo de Cazorla escapa a mi comprensión, ya que pasaría de ser un futbolista desconocido internacionalmente a militar en el mejor equipo de todos los tiempos, con altas posibilidades de ser titular, dado que actualmente el Real Madrid no dispone de jugadores de banda derecha.
Siento nostalgia al recordar a futbolistas como Michel, que llegó a rechazar la oferta de un cheque en blanco por parte de Berlusconi para militar en el Milán. Pero claro, encontrar la clase, categoría y saber estar del gran Michel es harto complicado en la actualidad.
Alguien debería explicar a los chinos en qué consiste el espíritu olímpico, ya que piensan que esto significa "ganar más que Estados Unidos".
Hubo mucha controversia con la chapuza de la ceremonia inaugural, pero sinceramente, es la parte menos importante, ya que lo primordial es el deporte y la competición. Sin embargo, China está devaluando todo lo citado anteriormente porque piensa que sólo importa ganar, aunque sea mediante amaños.
Sin embargo, el pueblo chino, tras la injusta segunda posición de Deferr, abucheó a los jueces, demostrando que entienden más que sus dirigentes. No fue la única injusticia para los españoles, ya que, el mismo día, Dinamarca obtuvo un oro en vela de forma ilegal en detrimento de España.
Si cada país organizador debe batir récords sin importar los medios utilizados, el movimiento olímpico dejará de existir para convertirse en un auténtico despropósito.
Edgar Ayala Ruiz | 12/08/2008
Ahora que ya ha comenzado una nueva edición de los Juegos Olímpicos, esta vez en Pekín, es un buen momento para recordar las excelencias del deporte español, que hay que recordar que este verano está más de moda que nunca antes.
Seguro que los franceses están muy contentos con nosotros ya que en los últimos cuatro años nos hemos traído para casa cuatro trofeos de Roland Garros y tres Tours. Pero es que, además, lo hemos bordado con dos hechos extraordinarios: la Selección española de fútbol no sólo ha pasado de cuartos sino que se ha proclamado campeona de Europa y el gran Rafa Nadal ha conquistado el inexpugnable territorio de Wimbledon.
El deporte siempre une y, gracias a nuestros grandes deportistas, los españoles estamos más contentos que nunca. Estos éxitos han venido bien para aparcar ciertas tensiones y que todos saliésemos a la calle a celebrar los éxitos y a disfrutar. Además, el sentimiento patrio parece estar más arraigado que nunca, como demostró Nadal recientemente en una singular rueda de prensa en Pekín exigiendo a un periodista catalán que le preguntase en español.
Si a todo esto le sumamos el vaticinio de Fernando Alonso, que predijo que en los Juegos Olímpicos de Pekín íbamos a lograr más medallas que nunca, estos Juegos prometen convertirse en una nueva fuente de alegría para todo el pueblo español.